21 marzo 2010

MUJERES, ETHNICIDAD Y TERRITORIALIDAD EN ARGENTINA.

Por Martina E.Chavez Antropóloga visual.




El exterminio del pueblo autóctono Diaguita, Omaguaca, Lule-Vilela, Mapuche, Araucano como así también de otras poblaciones en el territorio Argentino tienen correlación con la sociedad patriarcal, occidental y de las multinacionales capitalistas.
Sometieron a las mujeres y a sus familias, las sometieron a una asimilación e integración forzadas y se les negaron todos sus derechos fundamentales.


En homenaje a mi madre descendiente de los primeros habitantes del territorio argentino. Probablemente originaria del pueblo Diaguita o Calchaqui. Sus orígenes deben buscarse, ya que es huérfana, pero sus características y sus gestos diarios dicen largo sobre sus orígenes.


Las mujeres indias y sus familias reclaman hoy el reconocimiento de su método de vida ancestral que pasa por el acceso a la tierra y a los recursos naturales, así como sus derechos a la autodeterminación como naciones o pueblo.

Veintitrés etnias existían en Argentina a la llegada de los españoles, pero siempre se ha afirmado que en Argentina "no hay Indios"; pues, en el espíritu del argentino medio hay aún menos mujeres amerindias.


c cultura siempre viva

En Argentina, "no hay Indios"; oí este leitmotiv desde mi más tierna infancia.

¡En cualquier caso, las "minorías" son inexistentes! No hay pueblo negro, no hay pueblo Diaguita, Mataco, Calchaqui, y ningún otro pueblo autóctono.

Pues no hay pasado. Y si no hay pasado cultural, no hay presente y no hay futuro.

¿Cómo una nación puede construirse y educar a sus niños ignorando el pasado cultural de sus primeros habitantes?

Sólo algunos descendientes de los supervivientes del genocidio (Laulin hablaba de ethno), y las ruinas arqueológicas están allí para contar este pasado rico y misterioso.

La historia de los vencidos no existe, los vencidos no tienen palabra, no tienen historia.

Así pues, los primeros "desaparecidos", los primeros "exiliados" de su propio territorio fueron los Amerindias y los Amerindios, que fueron borrados de la historia argentina.

¡Si es cierto que nuestro pasado histórico es borroso, los descendientes de las naciones Diaguitas, Calchaquies y Araucanas, como el pueblo Omaguaca y Mataco existen completamente!

¡Basta con observar alrededor de Buenos Aires, o en las provincias como Jujuy, Salta o Neuquén, para ver que sus expresiones culturales y sus creencias están siempre vivas!

¡El culto a la Pachamama (la Tierra Madre), la elaboración de la chicha y el aloja, bebidas festivas y rituales, la ceremonia y la danza ceremonial del PIM-CPim o los rituales del Carnaval "indígena" en Abra Pampa, son la expresión de un culto que se resiste cara al formateado cultural de la "Coca-Cola"!

Cuando los Conquistadores llegaron a las orillas de las Américas, ignoraban aún que desembarcaban sobre otro continente, y que no se trataba pues de India. Para la gran mayoría de los Argentinos la historia comienza con el "Descubrimiento" de América, con la llegada de Christóbal Colón en 1492.

Por otra parte es con este "a priori" que los dos autores del libro "Introducción a la arqueología y a la etnología: diez mil de años de Historia Argentina" - con toda la reputación de los científicos que abordaron el pasado ethnohistórico de Argentina a partir de una perspectiva crítica - sin embargo, comienzan el primer capítulo "Cazadores y recolectores" (Cazadores y colectores) por estas palabras (Ottonello y Lorandi, 1987 de:15.) : "cuando los Españoles llegaron a esta tierra al principio del siglo XVI , es decir, cuando comienza para nosotros el tiempo histórico..." Implícitamente, eso significa que no tuvimos Historia antes de la llegada de los Españoles.


La pérdida de la tierra existenticial

Con la pérdida de su tierra existencial, todo su universo social, político, ecológico, filosófico y espiritual, va a hundirse.

Tienen necesidad de la Pachamama (Madre Tierra) para poder pensarse, para imaginarse, para proyectarse, ya que es a partir de la tierra que ellos existen y pueden comunicarse con el conjunto del Universo que los rodea: mundo vegetal, animal, humano, y espiritual.

La Pachamama, nuestra Tierra Madre, para las comunidades andinas está asociada a la fertilidad, a la fecundidad (Coluccio, 1994:491), por lo tanto a una mujer y madre que prodiga beneficios y cuidados, y alimenta a sus niños.

El término Pachamama viene de las palabras quechua "pacha", que significa a la vez "tierra" y "tiempo" (Paleari, 1982: 328-329), y mama, madre.

¿Madre del Tiempo, por lo tanto, quizá porque vinculada al ritmo de las temporadas? Algunos se lo imaginan en forma de una mujer, cuya edad puede variar según las regiones. En algunas zonas de mi provincia nativa de Jujuy, se elige a la mujer más vieja de la comunidad como representante de la Pachamama. Del culto basado en el respeto por la tierra y la armonía con la naturaleza, se pasó brutalmente a un culto del terror, donde se discriminaba a las mujeres especialmente.

Para nosotros, descendientes del pueblo "originario", no se trata de un "encuentro" como se proclamó en las festividades oficiales del "Encuentro de los Dos Mundos" que señalaron en 1995 los quinientos años del "Descubrimiento" de América, sino más bien de una tragedia.

Por otra parte la tierra no les pertenecía, ya que en nuestra concepción del mundo, es más bien nosotros quienes pertenecemos a la Tierra, y a todo el Cosmos.

A partir de allí, son dos concepciones del mundo - dos sistemas de pensamiento - que van a enfrentarse y siguen enfrentándose hoy.

Tras la derrota, las comunidades indígenas de Argentina van a replegarse sobre ellas mismas para seguir viviendo y practicar su cultura.

Vieron cómo se distribuían sus tierras con voracidad por la nueva oligarquía rural, dirigida desde Buenos Aires por la potente Sociedad Rural Argentina [ 1 ].

Los Indios habían perdido algo más que su tierra: habían perdido su "alma", (Sarasola, 1993). Vuelven a entrar así de pleno en el túnel de la desintegración cultural y espiritual.

Muchos factores negativos van a precipitar a las comunidades indias en esta marcha hacia la nada. Para conquistar todos los territorios los invasores establecieron mecanismos que dieron resultado, es decir:

1. La exterminación sistemática del pueblo autóctono - niños, mujeres y ancianos - no sólo por las guerras, sino también por el trabajo forzado.

2. La prisión para los rebeldes que no se sometían.

3. El confinamiento y la deportación en "colonias", rompiendo así la lógica del grupo familiar y comunitario.

4. Las transferencias en regiones distantes y desconocidas, ratificando el alejamiento de la tierra de origen.

5. La incorporación forzada a nuevas prácticas y formas de vidas, la obligación de llevar camisas, pantalones, de cubrir el cuerpo, ya que la desnudez se consideraron como un pecado.

6. La supresión forzada de los hábitos tradicionales y la obligación de practicar un único culto, el de la religión católica, con la prohibición absoluta de practicar sus rituales y ceremonias.

7. La desmembración del núcleo familiar por el sistema de encomienda y los "servicios personales", dónde sometían a las mujeres a la esclavitud sexual.

8. La propagación de distintas epidemias. Las mujeres indias no eran ahorradas para el trabajo forzado, y sufrían los abusos y los fastidios de los Españoles por medio del "servicio personal" (véase Guamán Poma de Ayala).

El trabajo forzado de las mujeres indias se hacía bajo la vigilancia de los monjes. La clase dominante, la oligarquía rural - y su emanación directa la casta militar -, siempre se ha definido como de una cultura europea y patriarcal.

Argentina está constituida mayoritariamente por inmigrantes de origen europeo llegados por olas sucesivas, en un planteamiento de extensión y de "conquista" de América.

Más tarde, en la primera mitad del siglo XX, Argentina fue la esperanza de una mejor vida para millones de emigrantes europeos pobres; vinieron de todos los horizontes, huyendo de las distintas crisis económicas o las guerras.


Mujeres en lucha

En este contexto evoluciona la historia de las mujeres de los pueblos originarios de la Argentina.

Actualmente, se organizan para recuperar su espacio vital, y hacer vivir su cultura: se organizan talleres en torno al tejido, la salud, y su concepción del mundo. Transmiten así su conocimiento ancestral guardando al mismo tiempo un vínculo muy estrecho con el mundo de hoy.

Por todas partes, en Centroamérica y América del Sur, defienden sus territorios, se baten contra el genocidio y el ethno cultural con las armas en la mano en Chiapas, defienden su cuerpo en Chile y Argentina, y llevan a sus niños sobre las espaldas en Bolivia y Perú.

Pero sus luchas son raramente visibles, ya que pertenecen sobre todo a un grupo social o a una comunidad.

Por lo tanto sus luchas son asociadas sistemáticamente a las de los hombres por los medios de comunicación, ya que éstos seleccionan las imágenes que deben verse: no se puede mostrar a una mujer en tren de esgrimir sus puños, o hacerse salvajemente aporrear por la policía, ya que eso perjudica a la imagen de la mujer que quieren dar.

La resistencia de las mujeres se ocultó hasta cierto punto a lo largo de su historia, y nunca fueron visibles.

El porcentaje de las mujeres en la prensa política y social es muy escaso, es la mirada masculina que prevalece. Mostrar la imagen del hombre en rebelión más bien que las de la mujer es un hábito cultural.

Dado que se formateó su educación visual desde la infancia, es una sola y única visión que se nos da a ver: una imagen distorsionada.

Las luchas de las mujeres tienen sus especificidades: protegen los recursos naturales, luchan por los derechos humanos, la protección de los lugares consagrados, y sobre todo contra del ethnocidio y el genocidio.

Trabajan en en el tiempo, protegen la vida, se baten contra la deportación y el exilio.

Desde el territorio Mapuche y Pehuenche Ralko Lepoy, las mujeres Mapuche del Bio Bio en Chile luchan contra la cultura patriarcal occidental y expansionista. Resisten a la construcción de una represa: Ralko, Domuche Newen, en el territorio Chileno.

Y "piden a la empresa Endesa renunciar a la persecución y al encarcelamiento de cada uno de ellos, y que quieren detener la obra de la Central Hidráulico Eléctrico Ralko".

La lucha de las mujeres es larga, pero no se detendrá, ya abrieron camino. Algunas mujeres indias, como Nina Pacari en Ecuador, están a la cabeza de Ministerios, otras son dirigentes para la recuperación de la tierra en Brasil, o son mujeres piqueteras en Jujuy o en la Patagonia Argentina. Y hay muchas otras, anónimas, que recorren el camino de la liberación política y social.

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